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jueves, 16 de septiembre de 2010

Malas rachas

Las desgracias nunca vienen solas, eso dicen y para colmo, encima, llevan razón. Vivo en un pueblo muy pequeño, tranquilo, con una historia digna de libros (que los hay), en un entorno fantástico, sin nada de polución ni ruidos molestos.
¿A quién no le gustaría vivir en un lugar así? Pues me temo que en pocos años y a este paso, quedaré yo y alguno más si hay suerte y no se va.
Los bellos pueblos a los que tanto gusta ir  "en verano" están destinados al olvido durante el resto del año y la esperanza de vida en ellos, ya es como pedir un milagro no sólo a la Virgen de Lourdes. Qué pena.
Y para colmo este año, 3 grandes personas, vecinos, amigos, foránenos del pueblo, han fallecido y de repente. Mi querido Adolfo en febrero, el estimado Celes y la encantadora María en Septiembre.
Nuestro gran tañidor de la tambora Celestino, falleció el año pasado, dejando a la tambora, huérfana, veremos quien la tañe de nuevo, porque perder la fiesta en Carnavales de la Cofradia de Ánimas con su revoleo, la tambora y los lances de la alabarda, ya es el colmo de los colmos, de pensarlo enfurezco más que Júpiter.



Así como se luchó por un Cerrato vivo, en contra del vertedero de residuos en nuestros campos, deberíamos luchar por la pervivencia de nuestras costumbres. Pero claro,pobre ilusa de mí, si no hay gente, no se podrá luchar siquiera por la supervivencia de éstas costumbres.
En fin, Vertavillo de Cerrato echará de menos a los que ya no están (yo lo hago) y este fin de semana más aún, porque son sus fiestas.