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lunes, 5 de julio de 2010

Amistad

Todos, o al menos yo, desde niños creamos lazos que, con el paso de los años, nos sirven para poder reconocer la amistad verdadera. Esta amistad es incondicional, sincera, profunda, no pide nada a cambio ni lo presta para recibirlo de vuelta, nos hace mejores y nunca nos deja solos.

Hace relativamente poco tiempo, así por casualidad, me encontré con un amigo de la infancia, Javi. Compartíamos entonces paseo de ida y de vuelta al colegio, junto a David, la merienda, los juegos, las bromas de niños chicos y las reyertas (de poco postín por suerte) cosas de niños que compartíamos hasta las canicas de colores. Que gran amigo! y que estupenda persona era entonces y es hoy, viajando todos los años a África, portando en su enorme maleta algo de dinero que gastar cuando llegue a destino, muchos juegos, material escolar y millones de sonrisas para los niños, esas son sus vacaciones!!! Qué grande eres tío.
Del resto de amigos míos, ya hablaré en otro momento, hoy nó que el tiempo apremia y tengo bastantes que citar, por suerte para mí sin lugar a dudas.

El tema es que hoy, he podido leer en este medio de comunicación tan inmenso, al que llamamos internet, una historia de amistad entre dos seres vivos. He leído otras en varios años pero ésta, me ha gustado más que las conocidas antes.

En el zoo de Berlín hay dos criaturas, que en lugar de mostrar sus diferencias, han mostrado sus afinidades dando una lección a cualquiera. Ella se llama Muschi, es una gata negra y él se llama Maeuschen, un enorme oso.



Se conocieron allí y los separaron. Los cuidadores del zoo tuvieron que juntarlos de nuevo y, desde entonces, de esto hace ya 8 años, comparten lecho para dormir, la comida y los juegos, no se separan absolutamente para nada. Estoy segura de que, si uno de ellos faltase, el otro moriría de pena. Las personas, cuando perdemos a un ser querido, tenemos la capacidad de buscar algo por lo que seguir adelante, aunque nos cueste más o menos tiempo, pero ellos son mucho más simples, no tienen nada, salvo lo que viven día a día juntos. En fin, la amistad no conoce límites ni fronteras, y los amigos de verdad, son dos partes que conforman una sola pieza de unión perfecta.



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